domingo, 23 de julio de 2006

Bordados en Guadalupe

Que Guadalupe ha sido desde su fundación (s. XIV) uno de los máximos referentes de la Cristiandad, parece cosa indiscutible. Así se explica que hasta Santuario de las Villuercas llegasen peregrinos de toda clase y condición desde los más diferentes lugares de Europa.

Otros muchos, imposibilitados de acudir o agradecidos por favores que atribuyen a la mediación de Santa María, hacen al Monasterio dádivas múltiples. Pese a los gastos que comportaban las actividades del Convento ( religiosas , hospitalarias, educativas,, asistenciales..), cuyos responsables económicos exhiben notables dotes de organización, en siete siglos van acumulándose objetos preciosísimos, siempre subordinados al culto, según la sensibilidad de cada época.

Guadalupe, que también ha sido víctima de expolios y atropellos, guarda aún excelentes colecciones de códices miniados, incunables, pinturas, esculturas, joyas y objetos litúrgicos.
Fray Sebastián García, su archivero-bibliotecario, es el autor de este magnífico volumen, donde estudia el origen histórico y las cualidades artísticas de los bordados que allí se conservan. Se trata de un conjunto excepcional de vestiduras sagradas y telas preciosas, cuyos ejemplares más distinguidos se reproducen en fotografía a color. Casi todos ellos se labrarían en los talleres de la propia Comunidad, por los frailes (legos muchos) o laicos contratados.

Sirviéndose de abundante documentación, Sebastián la biografía de tantos artistas de la aguja, merecedores del máximo reconocimiento, para pasar después al análisis de cada pieza.Como es lógico, se corresponden con los estilos asentados en la Historia del Arte, para cualquiera de sus manifestaciones: al gótico, mudéjar, renacimiento , barroco y neoclásico pertenecen la mayor parte de las obras, aunque también las hay de los siglos últimos, hasta nuestros mismos días.
Los visitantes del actual Museo de bordados de Guadalupe, cuya ampliación se impone tras la esta obra, reconocerán algunas de las muestras sobresalientes.

Casullas, albas, sobrepellices, dalmáticas, tunicelas, estolas, manípulos, collarines, capas pluviales, hazalejas (paños de atril), frontales y sayas de altar, mangas de cruz, humerales, manteles, bolsas de corporales, píxides (cubrecopones), capillos, paños de baldaquino, bocamangas, medallones, estandartes, mitras, cortinas, alfombras, tapices y, claro está, vestiduras de la Virgen (sesenta) constituyen un impresionante patrimonio. Son muchos los que nos gustaría destacar, por sus asombrosas bellezas. Recordemos el Frontal de Enrique IV y la casullade los Reyes Católicos (s. XV) con espectacular imaginería; el Terno del " Monta Tanto", hecho con un vestido de Isabel la Católica y un capa del rey Fernando, con el célebre lema bordado; el "Terno Rico" , que labró Pedro López, seglar (s. XVI); el frontal de Felipe II; la hazaleja "Radix Jesse", imagen de la Asunción; la capa de fray Cosme de Barcelona (s. XVIII) , quien dirigiera la confección del Vestido rico de la Comunidad y otro deslumbrante manto.

El capítulo VIII y último aporta la relación de las fuentes documentales y bibliográficas principales. En resumen, otro título de la ya muy extensa obra de nuestro franciscano, imprescindible para los interesados.Fray Sebastián García, Los bordados de Guadalupe. Gudalupe, Comunidad Franciscana, 2006.

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