CARLOS BRAVO RESPONSABLE DE ENERGÍA DE GREENPEACE
«No es ni ambiental ni socialmente aceptable»
El responsable de Energía Nuclear en España de la organización ecologista de mayor calado en el ámbito internacional, Greenpeace, ha mostrado su apoyo a los vecinos de Peque que rechazan el Almacén Temporal Centralizado de residuos de alta actividad y ha aportado algunos datos para reflexionar sobre el futuro de la energía nuclear.
Carlos Bravo, que es el portavoz de Greenpeace para temas nucleares, ha confesado que entre los propósitos de su organización figura el de lograr un futuro sin centrales nucleares en España debido a que estas instalaciones son «muy peligrosas, contaminantes y antieconómicas», por ser «incompatibles» con el desarrollo y con un modelo energético sostenible.
En su opinión, el denominado cementerio nuclear no es «ni medioambientalmente ni socialmente aceptable», y prueba de ello es que este tipo de energía recibe un rechazo social mayoritario en todo el planeta.
Recordó que los residuos que generan las centrales energéticas que utilizan uranio enriquecido son sustancias ambientalmente peligrosas «incluso centenares de miles de años» después de haberse generado los residuos. Bravo llegó a calificar de «herencia mortífera» la de los residuos nucleares.
De hecho, los datos de Greenpeace, obtenidos a partir de cálculos de la propia Enresa, revelan que la gestión hasta el año 2070 de los residuos que generan las centrales nucleares españolas tendrá un coste de 13.000 millones de euros; ello, pese a que estos residuos seguirán siendo peligrosos miles de años, por lo que el año 2070 es un «cortísimo plazo», lo que pone de relieve la insostenibilidad de la energía nuclear.
Acerca de lo que haría Greenpeace con los residuos generados hasta el momento, el responsable del grupo ecologista recordó que la prioridad debe ser la elaboración de un plan de cierre progresivo de centrales nucleares. La solución menos mala es la de que se queden los de cada central en su lugar de origen, pero no en las piscinas que se guardan ahora sino en almacenes en superficie con contenedores en seco como el existente en la central de Trillo.
Resaltó el peligro que entraña la gestión de los residuos nucleares de alta actividad y explicó que si se liberan por accidente, una exposición durante 30 minutos a un metro de distancia supondría una dosis de radiación mortal. Respecto a los criteros para ubicar el ATC, Greenpeace considera que Enresa busca siempre los lugares más pobres y despoblados, como es el caso de Peque, ya que en ellos tendrá menos rechazo social por haber menos población, en vez de guiarse por criterios mediomabientales. En su opinión, tantas posibilidades como Peque tienen otros ayuntamientos del entorno de las centrales nucleares de las provincias de Tarragona, Gualadajara y Cáceres.
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