Parques nacionales
“En nombre de los bosques, yo maldigoa quien toma venganza, árbol , contigo.”
Miguel Hernández
La historia de los Parques Nacionales ha cumplido 90 años. En efecto, corría el año 1916 cuando se promulgó la primera Ley General de Parques Nacionales, bajo el reinado de Alfonso XIII, y dos años más tarde se declaraban como tales el de Montaña de Covadonga y el de Valle de Ordesa.
Esta política de protección de los espacios naturales hacía de España uno de los primeros países europeos con legislación sobre el tema, inmediatamente después de Suecia, Rusia y Suiza.
Sin perder su carácter conservacionista original desde 1916 hasta hoy la categoría legal de los Parques Nacionales españoles ha ido cambiando de marco jurídico, ciñéndose sucesivamente a las leyes de 1957 y 1975; la Ley de Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestre, en vigor desde 1989, se inspira en el artículo 45 de la Constitución y desarrolla los criterios que imperan actualmente en política de espacios protegidos.
En 1954 tiene lugar dos declaraciones de Parques Nacionales, el del Teide y el de la Caldera de Taburiente, y en 1955 se une a ellos el Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici.La Ley de Montes de 1957, introducía una novedad sustanciosa con respecto a la legislación anterior al permitir el Estado expropiar propiedades privadas en el fin de adscribirlas a un Parque Nacional.
Ya en este periodo –en 1969, 1973 y 1974, respectivamente-, se declaran los Parques Nacionales de Doñana, Tablas de Daimiel y Timanfaya. En la Ley de Espacios Protegidos de 1975, figura la obligatoriedad de que cada parque dispusiera de su propio plan rector de uso y gestión, atendiendo a las características y situación específica de cada uno de ello. En base a esta ley se declara en 1981 Parque Nacional el de Garajonay; también por estas fechas se ampliaron las superficies de los de Doñana y Ordesa, el cual pasa a denominarse de Ordesa y Monte Perdido. Ya en 1983, se inicia una nueva etapa, con la adopción de los criterios establecidos en el II Congreso Mundial de Parques de 1982, que define a los Parques Nacionales como unidades de protección integral de obligatoria salvaguardia.
Finalmente, la aprobación de la Ley de Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestre, de 27 de marzo de 1989, ha venido a culminar el proceso anterior, iniciando la etapa actual de nuestros Parques Nacionales. En 1991 se declara el Parque Nacional Marítimo-Terrestre del Archipiélago de Cabrera, y cuatro años más tarde, en 1995, se crea un Nuevo Parque Nacional de los Picos de Europa, sobre el terreno pionero del que fue el antiguo Parque Nacional de Montaña de Covadanga.
Pocos meses después, se incorpora el de Cabañeros, a la Red de Parques Nacionales. Tras la sentencia del Tribunal Constitucional, que declaró nula la disposición adicional quinta de la Ley 4/ 1989, se promulga la Ley 41/ 1997, que establece un régimen jurídico que atribuye la gestión de los Parques Nacionales no sólo a la Administración General de Estado sino a las Comunidades Autónomas en las que se ubique algunos de los Parques Nacionales.
Al inicio del año 1999 la Red de Parques Nacionales se vio ampliada con un nuevo Parque, Sierra Nevada. Finalmente , en el 2002, se declara el Parque Nacional Marítimo –Terrestre de las Atlánticas de Galicia, constituyendo el decimotercer Parque Nacional de la Red. Doñana con 50.720 hectáreas, es el mayor de los Parques Nacionales y está considerado como la zona húmeda más importante de Europa.
Por fortuna, aun subsisten en nuestro país reductos privilegiados en los que la naturaleza ofrece grandes valores ecológicos y ese interés general que podrían convertirlos en Parques Nacionales: Monfragüe, Sierra Morena, Sierra de las Nieves, Gredos, Monegros, Cabo de Gata, Las Villuercas, isla de la Graciosa, Islas Columbretes, Los Alcornocales... Y como dijo el poeta: “El árbol está hecho / para ocupar el mundo de provecho, / como el viento la rama de cantares”.
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