Cáceres es la cuarta provincia más dañada por los incendios en la década 1996-2005
Tres de los siete fuegos más graves del último decenio en España afectaron al monte cacereño: los de Cañamero en el año 2005 y Valencia de Alcántara y Pinofranqueado en el 2003
Un campo de fútbol. Dos campos de fútbol. Tres campos de fútbol. Y así, hasta cien mil. Cien mil campos de fútbol. Esa es, más o menos, la superficie forestal que perdió la provincia por culpa del fuego en el monte durante el decenio que va del año 1996 al 2005.
El dato procede del informe titulado 'Los incendios forestales en España: 1996-2005', elaborado por el Ministerio de Medio Ambiente a partir de los datos remitidos por las comunidades autónomas. Según este amplio estudio, Cáceres es la cuarta provincia más dañada, con 94.783 hectáreas, sólo superada por Orense (166.983), León (129.312) y Asturias (109.405).
Esas casi 95.000 hectáreas en una década suponen una media de 9.500 hectáreas al año, aunque esta cifra tiene escaso valor informativo más allá de la curiosidad matemática, ya que cada campaña de incendios es una historia diferente. De hecho, en el periodo analizado por el Estado las hay tan positivas como la de 1997, cuando ardieron poco más de 1.800 hectáreas, o difíciles de olvidar por lo contrario, como la del 2003, cuando desaparecieron más de 35.000.
Los grandes incendiosMucho tienen que ver en el balance final de un año u otro el número de grandes incendios, que a los ojos de la estadística en la materia, son aquellos que una vez extinguidos han arrasado al menos quinientas hectáreas. Y en este capítulo, Cáceres también aparece entre los primeros puestos. En concreto, tres de los siete siniestros más graves ocurridos en España durante el periodo analizado sucedieron en el monte cacereño. El incendio forestal más importante del país entre los años 1996 y 2005 fue el de Minas de Río Tinto, en Huelva, que asoló casi treinta mil hectáreas entre la última semana de julio y la primera de agosto del año 2004 (también afectó a Sevilla).
El segundo lugar en esta clasificación lo ocupa el que tuvo lugar en Riba de Saelices (Guadalajara) en el verano del año 2005, que tiñó más de 12.700 hectáreas, y el tercero, el de Aguilar de Segarra (Barcelona) en 1998, que se llevó por delante 12.500 (algunas de ellas en territorio de Lérida).El cuarto y quinto lugar en este lista de desgracias naturales corresponden a siniestros ocurridos en suelo cacereño, que se extendieron también a la provincia de Badajoz. El puesto número cuatro es para el incendio forestal que asoló 9.900 hectáreas en la comarca de Las Villuercas, entre los días 21 y 27 de julio del año 2005.
Y el quinto, con un balance final de 9.750 hectáreas, es el que tuvo lugar en Valencia de Alcántara y la zona fronteriza con Portugal entre el 2 y el 12 de agosto del 2003.Ese año fatídico se declaró otro de los incendios más graves de la historia reciente de España. Fue en Pinofranqueado, en plena comarca de Las Hurdes, se detectó el 13 de agosto y se declaró extinguido diez días después, y entre medias quedaron de color negro más de 6.300 hectáreas. Fue el séptimo más importante en España en el decenio 1996-2005, que en el escalafón de los treinta más graves incluye a otros cuatro sucedidos en Cáceres.
Son los de Los Llanos de Cáceres (4.400 hectáreas al principio del verano del año 2004), Grimaldo (3.700 en los primeros días de agosto del año 2003), Alcuéscar (3.300 en las mismas fechas que el anterior) y Alía y la comarca toledana de La Jara (2.600 a finales de agosto del año 2005).
Este triste protagonismo provincial en la estadística nacional se repite a la hora de analizar los términos municipales con mayor superficie recorrida por el fuego durante la década que ha estudiado el Ministerio de Medio Ambiente. En Cáceres, el más castigado es Valencia de Alcántara, que en el periodo analizado perdió 11.400 hectáreas (6.000 no arboladas y 5.400 arboladas). Le siguen la capital, con 8.900 (6.800 sin árboles y 2.100 con ellos) y Alía (8.000, de las que 4.500 eran de arbolada). En el conjunto del país, la localidad más perjudicada fue Cangas de Onís, en Asturias, donde los incendios recorrieron en diez más de 17.000 hectáreas.
El análisis del Ministerio de Medio Ambiente se refiere también a las causas, si bien en este capítulo hay que considerar de modo especial el hecho de que la época analizada termine en el año 2005. Desde entonces, los medios humanos y materiales que la Administración dedica a analizar e intentar averiguar el motivo de cada siniestro han aumentado, lo que ha contribuido a esclarecer más casos.
De cualquier modo, el 42 por ciento de los 7.800 incendios forestales ocurridos en la provincia de Cáceres entre los años 1996 y 2005 fueron intencionados y el 36 por ciento tienen un origen desconocido (aquí es donde hay que tener en cuenta el matiz explicado en el párrafo anterior). El resto de causas tienen una incidencia bastante menor: el 17 por ciento se debieron a 'negligencias y otras causas' (es la denominación que figura en el informe oficial), el 2,5 a un rayo, y por último, el 1,5 por ciento fueron reproducciones de fuegos anteriores.
Un campo de fútbol. Dos campos de fútbol. Tres campos de fútbol. Y así, hasta cien mil. Cien mil campos de fútbol. Esa es, más o menos, la superficie forestal que perdió la provincia por culpa del fuego en el monte durante el decenio que va del año 1996 al 2005.
El dato procede del informe titulado 'Los incendios forestales en España: 1996-2005', elaborado por el Ministerio de Medio Ambiente a partir de los datos remitidos por las comunidades autónomas. Según este amplio estudio, Cáceres es la cuarta provincia más dañada, con 94.783 hectáreas, sólo superada por Orense (166.983), León (129.312) y Asturias (109.405).
Esas casi 95.000 hectáreas en una década suponen una media de 9.500 hectáreas al año, aunque esta cifra tiene escaso valor informativo más allá de la curiosidad matemática, ya que cada campaña de incendios es una historia diferente. De hecho, en el periodo analizado por el Estado las hay tan positivas como la de 1997, cuando ardieron poco más de 1.800 hectáreas, o difíciles de olvidar por lo contrario, como la del 2003, cuando desaparecieron más de 35.000.
Los grandes incendiosMucho tienen que ver en el balance final de un año u otro el número de grandes incendios, que a los ojos de la estadística en la materia, son aquellos que una vez extinguidos han arrasado al menos quinientas hectáreas. Y en este capítulo, Cáceres también aparece entre los primeros puestos. En concreto, tres de los siete siniestros más graves ocurridos en España durante el periodo analizado sucedieron en el monte cacereño. El incendio forestal más importante del país entre los años 1996 y 2005 fue el de Minas de Río Tinto, en Huelva, que asoló casi treinta mil hectáreas entre la última semana de julio y la primera de agosto del año 2004 (también afectó a Sevilla).
El segundo lugar en esta clasificación lo ocupa el que tuvo lugar en Riba de Saelices (Guadalajara) en el verano del año 2005, que tiñó más de 12.700 hectáreas, y el tercero, el de Aguilar de Segarra (Barcelona) en 1998, que se llevó por delante 12.500 (algunas de ellas en territorio de Lérida).El cuarto y quinto lugar en este lista de desgracias naturales corresponden a siniestros ocurridos en suelo cacereño, que se extendieron también a la provincia de Badajoz. El puesto número cuatro es para el incendio forestal que asoló 9.900 hectáreas en la comarca de Las Villuercas, entre los días 21 y 27 de julio del año 2005.
Y el quinto, con un balance final de 9.750 hectáreas, es el que tuvo lugar en Valencia de Alcántara y la zona fronteriza con Portugal entre el 2 y el 12 de agosto del 2003.Ese año fatídico se declaró otro de los incendios más graves de la historia reciente de España. Fue en Pinofranqueado, en plena comarca de Las Hurdes, se detectó el 13 de agosto y se declaró extinguido diez días después, y entre medias quedaron de color negro más de 6.300 hectáreas. Fue el séptimo más importante en España en el decenio 1996-2005, que en el escalafón de los treinta más graves incluye a otros cuatro sucedidos en Cáceres.
Son los de Los Llanos de Cáceres (4.400 hectáreas al principio del verano del año 2004), Grimaldo (3.700 en los primeros días de agosto del año 2003), Alcuéscar (3.300 en las mismas fechas que el anterior) y Alía y la comarca toledana de La Jara (2.600 a finales de agosto del año 2005).
Este triste protagonismo provincial en la estadística nacional se repite a la hora de analizar los términos municipales con mayor superficie recorrida por el fuego durante la década que ha estudiado el Ministerio de Medio Ambiente. En Cáceres, el más castigado es Valencia de Alcántara, que en el periodo analizado perdió 11.400 hectáreas (6.000 no arboladas y 5.400 arboladas). Le siguen la capital, con 8.900 (6.800 sin árboles y 2.100 con ellos) y Alía (8.000, de las que 4.500 eran de arbolada). En el conjunto del país, la localidad más perjudicada fue Cangas de Onís, en Asturias, donde los incendios recorrieron en diez más de 17.000 hectáreas.
El análisis del Ministerio de Medio Ambiente se refiere también a las causas, si bien en este capítulo hay que considerar de modo especial el hecho de que la época analizada termine en el año 2005. Desde entonces, los medios humanos y materiales que la Administración dedica a analizar e intentar averiguar el motivo de cada siniestro han aumentado, lo que ha contribuido a esclarecer más casos.
De cualquier modo, el 42 por ciento de los 7.800 incendios forestales ocurridos en la provincia de Cáceres entre los años 1996 y 2005 fueron intencionados y el 36 por ciento tienen un origen desconocido (aquí es donde hay que tener en cuenta el matiz explicado en el párrafo anterior). El resto de causas tienen una incidencia bastante menor: el 17 por ciento se debieron a 'negligencias y otras causas' (es la denominación que figura en el informe oficial), el 2,5 a un rayo, y por último, el 1,5 por ciento fueron reproducciones de fuegos anteriores.
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