La Virgen de Guadalupe recibe a peregrinos de media España
Los actos religiosos del Día de Extremadura se celebraron ayer con menos público que otros años. El cardenal Cañizares evitó referirse en su homilía al tan reclamado cambio de diócesis de la Patrona.
Los actos religiosos del Día de Extremadura se celebraron ayer en Guadalupe con un notable descenso en el número de asistentes con respecto a otros años, a pesar del buen tiempo. Entre las hipótesis que barajaban los propios peregrinos la más extendida era la cantidad de actividades que durante todo 2007 se han desarrollado con motivo del centenario de la declaración de la Virgen de Guadalupe como patrona de Extremadura, entre las que destacan la conmemoración oficial del pasado mes de marzo y la gran peregrinación a Roma en mayo para llevarle al Papa una réplica de la imagen, en la cual se embarcaron más de 1.000 personas.
Los actos religiosos del Día de Extremadura se celebraron ayer en Guadalupe con un notable descenso en el número de asistentes con respecto a otros años, a pesar del buen tiempo. Entre las hipótesis que barajaban los propios peregrinos la más extendida era la cantidad de actividades que durante todo 2007 se han desarrollado con motivo del centenario de la declaración de la Virgen de Guadalupe como patrona de Extremadura, entre las que destacan la conmemoración oficial del pasado mes de marzo y la gran peregrinación a Roma en mayo para llevarle al Papa una réplica de la imagen, en la cual se embarcaron más de 1.000 personas.
Quizás por eso el aspecto ayer de la Puebla guadalupense no era el habitual para un Día de Extremadura. La misa estuvo muy concurrida, al igual que la posterior procesión por el claustro del monasterio. Sin embargo, ni en la plaza ni en las calles adyacentes se produjeron las aglomeraciones habituales, algo que se intuía ya camino de Guadalupe, pues en la carretera la cantidad de peregrinos era muy inferior a la que suele congregarse cada 8 de septiembre. Sí se mantuvo en cambio la variedad, ya que entre los llegados a Guadalupe había fieles de media España, especialmente de las provincias limítrofes con Extremadura.
La misa
El acto central tanto de la jornada como de todas las celebraciones religiosas que desde hace días vienen teniendo lugar en Guadalupe fue la misa de las once de la mañana, presidida por el cardenal arzobispo de Toledo y primado de España, Antonio Cañizares, a quien acompañaron el arzobispo de Mérida-Badajoz, los obispos de Coria-Cáceres y Plasencia, y el obispo auxiliar de Toledo, además de varias decenas de sacerdotes y cargos intermedios de las diócesis extremeñas.La homilía de Cañizares se centró casi por completo en ensalzar la figura de la Virgen María, sin referencia alguna a la vieja aspiración de que Guadalupe pase algún día a manos de alguna de las diócesis extremeñas y deje de depender de Toledo.
Nadie se sorprendió, pues el cardenal, entonces sólo arzobispo, ya dejó claro durante una de sus primeras visitas al monasterio, hace cuatro años, que su postura es contraria a deshacerse de Guadalupe, y nada hace pensar que haya cambiado de idea.Tampoco quiso el cardenal introducir esta vez comentario político alguno en su homilía. En anteriores ocasiones había hablado de «la unidad de España» y otros asuntos de actualidad, y de hecho hubo ayer quien aventuró que haría alguna mención a la política educativa del Gobierno, ya que Cañizares, como vicepresidente de la Conferencia Episcopal, es uno de los dirigentes eclesiásticos españoles que más han criticado decisiones como la implantación obligatoria de la asignatura Educación para la Ciudadanía.Pero no hubo nada de eso.
Fue una homilía tranquila de 15 minutos en la que hizo continuas referencias a las «cuatro diócesis» extremeñas, y recordó algunas efemérides como el 25 aniversario de la visita a Guadalupe del Papa Juan Pablo II, el 4 de noviembre de 1982, o el décimo aniversario de la muerte de Teresa de Calcuta.Ya avanzada la ceremonia, bajó del altar para darle la paz al presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, quien sí acudió a la misa, al contrario de lo que solía hacer su antecesor, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, quien se limitaba asistir a la posterior comida que ofrecía la comunidad francisca que custodia el monasterio.
También acudieron a la ceremonia religiosa otros muchos cargos socialistas, como la consejera de Cultura, Leonor Flores, y la de Igualdad, Pilar Lucio, el presidente de la Asamblea, los presidentes de la dos diputaciones, la delegada del Gobierno o la alcaldesa de Cáceres.
La procesión
Una vez finalizada la ceremonia, que los fieles pudieron seguir también a través de las pantallas instaladas en el interior del templo, partíó la procesión de la sala de Santa Paula, adyacente al camarín, donde dice la tradición que la Virgen se apareció a Gil Cordero. La escoltaban los miembros de la Real Asociación de Caballeros de Santa María de Guadalupe, y delante iban varias decenas de penitentes, casi todos mujeres, que como es tradición realizaron el recorrido de rodillas, y algunas incluso descalzas.La comitiva atravesó el templo y después recorrió el claustro mudéjar, donde centenares de fieles llevaban horas esperando el paso de la imagen, ataviada para la ocasión con sus prendas y adornos más ricos.
La procesión duró cerca de tres horas, y el posterior besamanto, con la Virgen ya en su camarín, se prolongó durante toda la tarde.Mucho calorEl fuerte calor que ayer hizo en Las Villuercas causó algunos desmayos y lipotimias, atendidos por los servicios sanitarios especiales, que también se ocuparon de las clásicas ampollas y torceduras de los peregrinos.También ayer finalizó el solemne novenario con motivo de la festividad de la Virgen, y hoy domingo tendrá lugar en la basílica del monasterio el último acto de celebración, una misa presidida por fray David Ortiz. Asimismo, entre el 1 y el 4 de septiembre se han desarrollado en el monasterio de Guadalupe unas jornadas teológico-marianas a las que han asistido destacados especialistas.
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