miércoles, 24 de junio de 2009

Restos de Talavera la Vieja están abandonados en la iglesia de Bohonal «Pueden hacer una copia»

El Arzobispado de Toledo se opone a que sean cedidos al Museo Arqueológico de la Fundación Concha, como han pedido varios talaverinos

 

Restos de Talavera la Vieja están abandonados en la iglesia de Bohonal «Pueden hacer una copia»

Varios talaverinos descubrieron estos restos tirados en la iglesia de Bohonal de Ibor. / FR

Un grupo de nativos de Talavera la Vieja, encabezados por el inquieto Felipe Rubio, llevan meses tratando de conseguir que el Arzobispado de Toledo autorice que varios restos del pueblo que desapareció hace más de cuatro décadas bajo las aguas del pantano de Valdecañas tengan un acomodo digno en el Museo Arqueológico de Navalmoral, en lugar de estar abandonados en la iglesia de Bohonal de Ibor. Sin embargo en Toledo no lo ven conveniente.

Fue en noviembre de 2007 cuando Felipe Rubio escribió por primera vez al vicario general para pedirle, «por favor», que les dejara llevar al museo más próximo a Rosalejo -donde viven buena parte de los hijos de Talavera la Vieja- una lápida votiva y otros restos que descubrieron en la iglesia de San Bartolomé, donde no se podían ver. Le decían que después de haber estado 44 años «rodando de un sitio para otro», ya era hora de que estuvieran en un lugar donde se pudieran ver y tocar.

A esa primera carta se unió dos meses después un escrito de Antonio González Cordero insistiendo en la petición y explicando la labor que realizan la Fundación Concha y el Museo Arqueológico que dirige para hacer ver que sería un sitio adecuado para depositar, cedidas, la inscripción romana votiva y el fragmento de otra inscripción funeraria de la misma época. «Es nuestro propósito la salvaguarda de la historia y de los objetos que han formado parte de ella, como estas dos inscripciones, que sin ser excepcionales representan un pedazo de una historia que los talaverinos no se resignan a perder», afirmaba.

Fue necesaria una tercera misiva para que respondiera el vicario general, Juan Miguel Ferrer, quien anunció a finales de febrero de 2008 que en breve plazo «daremos respuesta a su petición de forma positiva, ya que hay que ultimar las gestiones para concretar el envío de materiales».

¿Oposición vecinal?

La alegría por esa respuesta se transformó en decepción cuando empezaron a pasar los meses sin tener más noticias, volviendo a escribir a Toledo en abril, en julio y en septiembre del año pasado. Una decepción que aumentó cuando el vicario les dijo en octubre que cuando creía que todo se resolvería sin dificultad «la delegación de Patrimonio de la Diócesis interpuso un recurso por el gran valor histórico de las piezas y por la oposición al traslado de varias personas de Bohonal». Una oposición que Felipe Rubio asegura no encontró en ningún momento al preguntar a vecinos del municipio. Es más, la mayoría desconocía la existencia de esos restos.

Con todo lo más curioso de la correspondencia mantenida por Felipe Rubio con responsables del Arzobispado de Toledo, se produjo con el vicario episcopal para la cultura, que si bien reconoce y valora «su aprecio por estos testimonios arqueológicos de nuestra fe, lamenta comunicarle que, dado el alto interés arqueológico de los mismos, no podemos donarlos, pues pertenecen al patrimonio cultural de la Diócesis de Toledo».

Eso sí, les ofrece una opción casi rocambolesca, y es que si «desean realizar la encomiable labor de difundir el conocimiento de dichas piedras, cabe la posibilidad de que realicen una copia de las mismas». «¿Una copia de una piedra de 30 o 40 kilos?», se pregunta Felipe Rubio, que tampoco quedó más tranquilo cuando el vicario para la cultura le anunció que la parroquia iba a habilitar un lugar adecuado «para que las piedras puedan ser visitadas». «Lo lógico es que estén en un museo», añadía con evidente decepción.

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