martes, 22 de agosto de 2006

Los Ibores pide más ayudas y menos burocracia para evitar nuevos incendios

Los afectados por los fuegos del pasado año muestran su malestar por la marcha de la reforestación Habrá actuaciones hasta el 2008
MEDIDAS ANUNCIADAS
Inversión: 12 millones de euros.
Extensión total beneficiada: 23.506 hectáreas de terreno perteneciente a 51 montes públicos.
Repoblaciones: 432 hectáreas.Trabajos de densificación y tratamientos selvícolas preventivos: 2.280 hectáreas.Vías forestales: se crearán 84 kilómetros.
Otros: habilitación de 16 unidades de puntos de agua y construcción de fajas y áreas cortafuegos en una superficie de 44 hectáreas.
Duración de las actuaciones: la Junta estableció de plazo hasta el 2008.
Generación de empleo: los técnicos de la consejería de Agricultura y medio Ambiente estimaron unos 65.000 jornales.

Actuaciones forestales en 23.506 hectáreas pertenecientes a 51 montes públicos de 17 términos municipales, con un costo de 12 millones de euros. Este es el anuncio que realizó la consejería de Agricultura y Medio Ambiente a principios de año como respuesta a los incendios que asolaron las comarcas cacereñas de Villuercas e Ibores el pasado verano.
Ahora, un año después de los trágicos acontecimientos, los vecinos muestran su malestar por lo que consideran actuaciones insuficientes, denunciando que nada se sabe de las ayudas que en su día se prometieron para los damnificados y que no se está actuando sobre las áreas que se salvaron.
No obstante, sobre el terreno son visibles las obras llevadas a cabo por la empresa Tragsa -adjudicataria de las actuaciones de emergencia- si bien aun no se ha iniciado la reforestación.
Eso sí, se han realizado obras transversales de corrección hidrológica (diques, empalizadas, muros, taludes,...) a fin de evitar el arrastre de sedimentos a los cauces fluviales como consecuencia de la ausencia de vegetación y se ha creado y mejorado numerosas vías forestales, todo ello en las zonas quemadas. Pero, ¿que ocurre con las áreas que sobrevivieron al fuego?.

Este es otro de los motivos del malestar vecinal: no entienden el por qué se ejecutan caminos en las zonas calcinadas y por contra se continua evitando que se creen nuevos accesos y se limpie la maleza en los terrenos que continúan con vida. HOY visitó varias de las zonas más afectadas de mano de los propios vecinos, quienes daban su opinión y proponían soluciones a esta problemática, si bien el malestar es más patente en Castañar y Navalvillar de Ibor.«Apagarlos en invierno»Al igual que manifestaron días después de los incendios insisten en la necesidad de «apagar los fuegos durante el invierno», esto es, aprovechar el fin de la temporada estival para hacer nuevos caminos y cortafuegos y adecentar los ya existentes, además de limpiar de maleza y rastrojos el monte, utilizando el fuego -esta vez en su beneficio- para eliminarlos definitivamente.
Roberto Carrasco es uno de los miles de afectados por los citados incendios. Su caso representa el de buena parte de los vecinos de Castañar, que perdieron sus olivares. «El que se ha quemado por abajo ya está perdido y para los que rebroten habrá que esperar 8 ó 10 años para que vuelvan a producir», apuntaba. Carrasco denunciaba que las medidas llevadas a cabo hasta la fecha son insuficientes, toda vez que los carriles solo se están adecentando hasta el límite con la zona sin quemar. «Si se prende o vuelve a pasar algo, estaremos en la misma situación que el año pasado. Ahora mismo estamos con el miedo en el cuerpo de que vuelva a ocurrir. Una cosa es verlo por la televisión y otra vivirlo», lamentaba.Junto a Carrasco se encontraba José Díaz, otro vecino al que los olivares le servían como complemento a su actividad económica, que respaldaba sus palabras: «Los fuegos se apagan en invierno, pero la Junta tiene que dar más libertad y dejar trabajar a la gente, eso sí, con conocimiento».
Tras asegurar que la burocracia de los permisos retrasa y entorpece esta labor, preguntaba a los responsables autonómicos por las ayudas que en su día prometieron, sentenciando que «nadie quiere más al campo que quién lo trabaja».Para finalizar tanto Díaz como Carrasco lamentaban que no se hubiese contado con más vecinos del pueblo para los trabajos de emergencia -llevados a cabo por la empresa Tragsa-, ya que hubiera sido otra fórmula más para compensar las pérdidas que causaron las llamas. «Solo han cogido a 4 ó 5 del pueblo para tapar bocas y ya está.

De hecho ya no están ni las máquinas trabajando», concluían.Inicio de la reforestaciónContinuando con el recorrido, visitamos Navalvillar de Ibor, donde los ánimos eran muy parecidos. La mayoría de los vecinos muestra cierto desasosiego al ser preguntados por las actuaciones de la Junta de Extremadura tras los incendios, insistiendo en la necesidad de iniciar cuanto antes las anunciadas reforestaciones, toda vez que «cada temporada que pasa es un año que hemos perdido».
Entre los afectados se encuentra Teodoro Muñoz, que perdió hectárea y media de olivos y alcornoques y cerca de dos de monte bajo. Como buen conocedor del campo que es, destacaba la importancia de contar con los propietarios afectados a la hora de iniciar las repoblaciones. «Las leyes se deberían hacer menos desde las oficinas y más contando con el pueblo».
En este sentido afirmaba que deberían establecerse incentivos para que cada área quemada se repoblase de la especie que antes albergaba, esto es, que las zonas de castaños y alcornoques no se cambien por olivos, cuyo crecimiento es mucho más rápido. También apuntaba que no se está teniendo en cuenta el problema que suponen los corzos y venados, que buscan los brotes de las plantas como su comida más preciada. «Buscarán la comida en los tallos más verdes, además de que con los cuernos también hacen mucho daño a los árboles pequeños», señalaba.

Del mismo modo criticaba las leyes «presuntamente ecológicas que solo hacen daño al campo y evitan su conservación», reivindicando el derecho de los propietarios a mantener limpios sus montes como se ha hecho históricamente. Para concluir apuntaba la conveniencia de utilizar a los desempleados en la limpieza de los montes: «Si se gastaran ahí lo que se gastan luego en apagar los fuegos no habría tantos incendios».

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